Soy ante todo una eterna admiradora de la imagen.
Dibujante, ilustradora, pintora, fotógrafa, escritora y cuentista.
Y soñadora, terca, racional, justiciera, buena amiga.
Si tengo que hablar de una técnica, puedo decir que me dispongo a plasmar en el papel, la tela, la computadora, una pared o en el lienzo, todo cuanto se me viene a la cabeza y tengo ganas de hacer, desde una obra en óleo de cien por cien, hasta diseñar el cover de un CD.
Me gusta andar en colectivo mirando carteles, afiches, dibujos, grafittis…
Disfruto mirando y aprendiendo de la obra de otros autores.
Me gustan los colores indígenas: tierra, sol, pasto, poncho.
Admiro a Berni, a Xul Solar.
Me gustan los colores del Buenos Aires antiguo: “El caminito de la calle en que nací”, las callecitas de San Telmo (donde vivo). La fachada de los cambalaches.
También amo a Edward Hopper (mi pintor favorito). A Manet, a Degas.
Me gustan desde la locura y la audacia de Dalí hasta la soledad y desesperación de Munch.
Eterna lectora de biografías de los genios artistas de nuestra historia como admiradora expectante de los nuevos.
Nací en Córdoba un 7 de febrero de 1970, pero siento que Buenos Aires es mi espacio, mi hogar, el lugar donde siempre quiero estar.
Los talleres de arte a los que asistí – que fueron muchos – me nutrieron de lo que hoy sé hacer. Los talleres de arte a los que aún no fui, sé que son los que me van a dar “ese toque” para continuar en lo mío.
Llevo más de la mitad de mi vida dibujando, pintando, haciendo retratos, bosquejos, perspectivas, dibujos técnicos.
Me estaba olvidando de las carbonillas, los pasteles, los lapicitos de colores y las tizas de cuando iba a la primaria.
Admiro el acrílico por su maleabilidad. Me peleo con el óleo por su insistencia de seguir ahí, húmedo, pastoso.
Miro de lejos a la acuarela, aún no la entiendo. Será que nosotros, los de aire, no nos llevamos bien con el agua…
Perro en el horóscopo chino, sigo fiel a mi estilo.
Terca, apasionada, y con un dejo de melancolía.